domingo, 1 de diciembre de 2019

jueves, 26 de septiembre de 2019

LAS BIENAVENTURANZAS

Lc 6, 20-22-26; Mt 5, 3-12. Pag 106. 
 - El amor del que habla Cristo es un río de vida que nace en Dios, pasa por el hombre y vuelve a desembocar en Dios. Es una forma de vida consagrada que va de Dios al hombre, del hombre a su prójimo y del creyente a Dios. Quien rompe su continuidad en algún estadio, destruye el conjunto. Y quien la respeta limpiamente en algún estadio hace sitio a la totalidad. Pag 109. - Para conocer a Dios no ayuda mucho el esfuerzo de la mera razón, sino la limpieza del corazón. Pag 109.  
- Jesús trae desde el corazón de Padre un río de vida para el mundo sediento, una nueva existencia. Para participar en ella el hombre tendrá que abrirse y liberarse del apego a la existencia natural y tender hacia la venidera. Les resultará difícil esta renuncia a los bien instalados, a los que tienen parte en la grandeza y esplendor del mundo, a los ricos, a los que están hartos, a los que ríen, a los bien vistos por todos, a los que todos alaban. De ahí la maldición sobre ellos. Pag 110-111.  
- Entiende mal las bienaventuranzas el escándalo que argumenta que el mundo se basta a sí mismo, la insensatez de quienes aceptan las bienaventuranzas como algo natural pero no las practican interiormente, la mediocridad que las identifica con la propia debilidad frente a las poderosas exigencias del mundo y el raquitismo en apariencia piadoso que convierte lo bueno del mundo en malo, desde una perspectiva cristiana. Pag 112.
 - Hace justicia a las bienaventuranzas quien no deja que se enturbie su juicio sobre la grandeza del mundo, a la vez que comprende su pequeñez y fragilidad ante lo que viene del cielo. Pablo proclama la irrupción en el mundo de la gloria que se ha de manifestar en nosotros. Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios.Rm 8, 18-19, a la que apuntan también el nuevo cielo y la nueva tierra de los últimos capítulos del Apocalipsis. Pag 112. 
 - Se exige una actuación desde la plenitud, desde una realidad que establece y da vida a las normas y criterios de acción. Lo que no significa que haya que abandonarse o doblegarse de forma pusilánime, sino que el hombre tiene que desmarcarse de la ley mundana del toma y daca, del ataque y contraataque, del derecho y la vindicación. Tiene que elevarse por encima de los mecanismos y reglamentos de este mundo y llegar a ser libre desde la perspectiva de Dios: ... y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos, Lc 6, 35. Las bienaventuranzas son la medida de Dios, no de lo que exigen la ley y el orden, sino de lo que puede la libertad. Y la medida de esta libertad es el amor, el amor de Dios. Pag 113-114. 
 - Las bienaventuranzas no son posibles desde la perspectiva del mundo, pero sí desde la de Dios: Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible, Mt 19, 26. Y dice también Juan: pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe,1 Jn 5, 4. Pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece, Plp 2, 13. Pag 114.
- En el sermón de la montaña Jesús proclama la ética del hombre consigo mismo, con los demás, el mundo y Dios. Jesús sorprende. Proclama dichoso lo que humanamente percibimos como desgraciado y malaventura lo que percibimos como dicha: ¡Ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibidovuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas, Lc 6, 24-26. Pag 115-116. 
 - Las bienaventuranzas son la plenitud de la Ley: No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento, Mt 5, 17. Pag 116. - Quien jura implica a Dios en el mismo decir: Sea vuestro lenguaje: “Sí, sí”; “no, no”: que lo que pasa de aquí viene del Maligno, Mt 5, 37. Pag 116-117. - La verdadera justicia de sentimientos sólo es posible cuando está dominada por una actitud que ya no tiende a justificarse por la reciprocidad, sino por la libre fuerza creativa del corazón, que despierta el verdadero amor, que ya no depende de la actitud del otro, es libre para la realización de su esencia. Está más allá de las tensiones de la justicia. Puede erradicar y superar el odio y practicar la auténtica justicia del corazón. El verdadero amor enseña a entender quién es el otro en lo más íntimo de su persona, en qué consiste su injusticia, hasta qué punto quizá no sea injusticia, en su sentido más profundo, sino herencia, fatalidad, miseria humana. Pag 119-120.  
- El mandamiento del matrimonio exige respeto al cónyuge, que también es hijo del mismo Padre del cielo, y a la pureza, que ya no se pertenece a sí misma, sino al misterio del amor entre el hombre redimido y la divinidad. Del sentimiento nace la acción. Con la mirada, con el pensamiento silencioso se puede cometer adulterio. Sólo erradicaremos el mal cortando la verdadera raíz de donde brota, que es la actitud del corazón, que se trasluce en miradas y palabras. Tan pronto como un pensamiento se traduce en acción, se transforma en un fragmento del curso del mundo y deja de pertenecer ya a uno mismo. En el interior, por el contrario, está mucho más a merced de la libertad. Pag 120-121.  
- Sólo será posible devolver bien por bien, si nos ponemos por encima de la bondad, a la altura del amor. Nuestra bondad sólo será pura, si va protegida del amor. Pero Jesús va más allá: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial, Mt 5, 44-48. Lo cual, ya no comporta ética, que no se entendería, sino fe, que participa de la plenitud de la gracia. Pag 121-122.  

Resumen del libro: EL SEÑOR DE ROMANO GUARDINI. por Cesar Herrero. 

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